Durante años nos hicieron creer que la jubilación comienza el día en que se alcanza una determinada edad y se inicia un trámite ante la Anses. Sin embargo, la experiencia profesional demuestra todo lo contrario: la jubilación empieza mucho antes, cuando se la planifica con tiempo.

¿Cuándo es el momento de comenzar a consultar? La mayoría de las personas recién se ocupa de su jubilación cuando está a punto de acceder a ella. Y es justamente en ese momento cuando aparecen las dudas, las sorpresas y, muchas veces, las frustraciones. Porque hay cosas que nadie explica antes y que, de haberse conocido a tiempo, habrían permitido tomar mejores decisiones.

Lo que nadie nos explica antes de la jubilación. Una de las primeras sorpresas es descubrir que el haber jubilatorio no reemplaza el ingreso que se tenía en actividad. La brecha entre el último sueldo y la jubilación suele ser significativa, y no siempre se comprende por qué ocurre ni cómo podría haberse reducido con planificación previa. Tampoco suele explicarse que no todos los años trabajados están correctamente registrados. Años faltantes, aportes mal cargados, períodos como monotributista impagos, trabajos no registrados o encuadres incorrectos en distintos regímenes son situaciones muy frecuentes que recién se detectan cuando el reloj ya corre en contra.

Otra gran inquietud: “¿Cuánto voy a cobrar exactamente?” El monto del haber jubilatorio genera ansiedad, incertidumbre y comparaciones inevitables. Lo que muchos desconocen es que el haber puede estimarse con antelación, incluso calculando cuál sería la jubilación “si hoy fuera la fecha de retiro”. Esa información, obtenida a tiempo, cambia por completo la forma de encarar el futuro.

También se llega a la edad jubilatoria sin saber si conviene jubilarse de inmediato, esperar un tiempo más, seguir trabajando o combinar ingresos. No siempre jubilarse apenas se cumple la edad es la mejor estrategia, pero esa decisión rara vez se analiza con asesoramiento profesional previo y varios ejercicios de liquidaciones de haber previsional previamente. Este análisis le dará al trabajador todos los elementos e información indispensable para tomar una decisión con respaldo de asesoramiento profesional.

A esto se suma la preocupación por el contexto: cambios normativos, inflación, movilidad jubilatoria y la sostenibilidad del sistema. Muchas personas sienten —con razón— que el sistema previsional es complejo y cambiante, y que dejar todo librado al azar puede tener consecuencias irreversibles.

La importancia del análisis previsional integral

Por todo esto, cada vez resulta más necesario realizar un análisis previsional integral, una verdadera radiografía de la vida laboral del trabajador. Este análisis permite:

* detectar aportes faltantes o mal registrados

* evaluar regímenes especiales

* estimar el haber jubilatorio futuro

* corregir desvíos a tiempo

* planificar estrategias para mejorar el ingreso en la etapa de retiro

La jubilación no debería ser un salto al vacío ni una sorpresa de último momento. Debería ser el resultado de decisiones conscientes tomadas con anticipación. Planificar no es resignarse, es ganar tranquilidad. Planificar la jubilación no significa resignarse a dejar de trabajar, sino todo lo contrario: significa elegir cómo y cuándo transitar esa etapa. Significa llegar con información, con previsibilidad y, sobre todo, con tranquilidad.

El verdadero problema no es jubilarse. El verdadero problema es no haber tenido la oportunidad de planificarlo a tiempo. Porque cuando la jubilación se planifica, deja de ser un final incierto y se transforma en una nueva etapa de la vida, más segura, más ordenada y acorde a lo que cada persona merece después de tantos años de trabajo